• cuidado de ancianos a domicilio preciosEn edades ya avanzadas, sucede que a menudo las personas necesitan más atenciones y cuidados. Los importantes cambios que se producen en la tercera edad, las dificultades para adaptarse a ellos, y finalmente los problemas físicos y ciertas enfermedades que tienden a proliferar en la vejez, provocan que la persona se encuentre en una posición de dependencia.

    Vivimos en una sociedad en creciente envejecimiento, donde este tipo de situaciones abundan cada vez más, y donde los servicios de cuidado de ancianos a domicilio son cada vez más solicitados.

    Así, por ejemplo, las cuidadoras domésticas internas son un perfil profesional progresivamente presente en un número de hogares que va en aumento. Debe tratarse de profesionales cualificadas y especializadas que desempeñen una serie de tareas básicas, vinculadas por su propia naturaleza al cuidado de personas mayores:

    • Deben controlar las necesidades diarias que ha de satisfacer regularmente la persona anciana, entre otras, la medicación que deba tomar por prescripción del médico.
    • Deben ayudar al anciano a su aseo y vestido, siempre con una actitud y labor profesionales y absolutamente respetuosas de la autonomía de la persona a su cargo.
    • Deben realizar determinadas tareas domésticas, tales como limpiar y recoger la casa, planchar la ropa, etc. Todas ellas forman parte de la labor cotidiana de la cuidadora interna.
    • Hacer la compra, cocinar, y también administrar las comidas a la persona anciana si ello fuera necesario.
    • Deben hacer compañía a la persona anciana y mantener con ella una relación cordial y amistosa. La soledad, sobre todo en edades avanzadas, puede acarrear graves consecuencias y trastornos en la salud física y mental.
    • Deben acompañar a la persona anciana a los centros médicos y asistenciales, y a urgencias e incluso a la ambulancia si ello fuera necesario por haber surgido un percance grave.

    Pero la mayor duda que se presenta frecuentemente en cuanto al cuidado de ancianos a domicilio, son los precios de este servicio. Los precios suelen abarcar desde 35-65 euros al día. Si bien pretenden ser asequibles dentro de lo que cabe y en función de las necesidades de la familia, hay que tener en cuenta que la empresa que provee el servicio debe garantizar las condiciones laborales y salariales de la cuidadora según la legislación del trabajo y de la Seguridad Social.

    Sueldo de una empleada interna de cuidado de ancianos

    De acuerdo con el Salario Mínimo Interprofesional, las tablas de sueldo de una empleada interna del cuidado de ancianos pueden variar desde las 12 pagas de 131,2 euros brutos, (con un precio final de unos 182 euros mensuales), hasta las 12 pagas de 1050 euros brutos, con un precio final de unos 1313 euros.

    La alternativa al servicio de cuidadoras resulta mucho más onerosa económicamente: se trata de las residencias de ancianos, cuyo precio es de unos 1777 euros al mes. O bien los centros de día, cuyos precios fluctúan entre los 550 y los 900 euros mensuales. Por lo tanto, ninguna de ambas puede considerarse precisamente una alternativa asequible.

    Así pues, la mejor opción en términos económicos continúa siendo la cuidadora de ancianos. Y dentro de este ámbito, la que mejor garantizará la salud de la persona mayor será la cuidadora interna.

    En primer lugar, hay que tener en cuenta que la cuidadora interna se rige por las tablas del Salario Mínimo Interprofesional, a diferencia de las cuidadoras por horas (con un salario mínimo de 7,04 euros la hora).

    La familia deberá dar de alta en la Seguridad Social a la empleada interna, y la empresa empleadora deberá abonar en torno a un 26% del salario de esta profesional a la Tesorería correspondiente.

    ¿Cuándo una persona anciana necesita de mayores atenciones de una cuidadora interna?

    La Geriatría distingue fundamentalmente entre dos tipos de ancianos en función de sus cambios físicos y estado de salud:

    • Adultos mayores funcionales. Son aquellos que pueden desenvolverse en su diaria y cotidiana actividad sin grandes dificultades, por lo que pueden mantenerse independientes sin precisar de las atenciones y cuidados de profesionales.
    • Adultos mayores disfuncionales. Son aquellos que, debido a un avanzado deterioro físico y biológico y/o problemas de salud, necesitan de la asistencia y cuidados de un profesional.

    Existen diversos signos o factores que indican cuándo un adulto mayor necesita de atenciones y cuidados. Es preciso que las enumeremos aquí:

    1. Factores físicos de deterioro que impiden a la persona mayor desarrollar sus actividades diarias y cotidianas con normalidad. Tales factores pueden ser: deterioro natural y biológico; dolencias degenerativas; mengua o pérdida de las facultades habituales de vista audición, movimiento, etc.
    2. Factores psicológicos asociados muchas veces a la vejez, tales como: la depresión, trastornos anímicos, y alteraciones mnemónicas o de la memoria.
    3. Factores socioeconómicos que impactan en gran parte de la población de edades avanzadas. Se trata de factores tales como: estrecheces económicas, vivienda inadecuada, falta de atención por parte de sus familiares, etc.

    Cómo debe ser una cuidadora interna de personas mayores

    Además de ser una persona seleccionada por sus cualificaciones y experiencia en relación al cuidado y domicilio de personas mayores, la cuidadora interna ha de poseer una serie de cualidades. Unas ciertas virtudes intrínsecas que resultan imprescindibles para este trabajo:

    • Actitud positiva. Los cambios en la vejez son muy difíciles de afrontar para muchos, tanto en el terreno físico como en el psicológico. La cuidadora debe saber solucionar este tipo de procesos y situaciones con una actitud que contribuya a confortar a la persona cuidada y a impulsar su recuperación y su progreso y crecimiento como persona en las circunstancias de cambio que la vejez presupone.
    • Estabilidad psicológica. El proceso de cambios de la vejez implica para muchos ancianos que se sucedan comprensiblemente los altibajos psicológicos y anímicos. Lo mejor al respecto es que al anciano tenga a su lado a una persona estable que le ayude a contrarrestar esos altibajos, tales como la ansiedad, la ira, la irritabilidad, y otros problemas implícitos en la asimilación de esos cambios. Problemas que son especialmente graves si estamos hablando de enfermedades neurodegenerativas y otras graves dolencias asociadas con frecuencia a la tercera edad.
    • Habilidades sociales y comunicativas. La cuidadora debe tener facilidad para relacionarse con otros y para establecer lazos con ellos. En la labor de la cuidadora interna, la convivencia diaria con la persona a la que se atiende implica que hay que establecer con esa persona un fuerte vínculo que haga más fácil y fluido responder a sus necesidades diarias y cotidianas.
    • Capacidad de empatizar con los problemas de la persona mayor. A la hora de ayudar a la persona con la que ha establecido un vínculo personal y profesional, debe ser capaz de sentir empatía con esa persona.

    Por todas estas razones, es absolutamente fundamental seleccionar con gran meticulosidad a las cuidadoras internas de ancianos, para que de este modo ofrezcan un servicio humano y de calidad.